Ya desde épocas prehistóricas, tenemos algunos indicios de que en La Parra existen algunos pobladores, ejemplos que se hacen notar en dólmenes encontrados en los alrededores de la ermita de San Pedro y en algunos sitios más.
Pues bien, por la buena situación del riachuelo que hoy en día llamamos “Entrín”, se establecieron en la zona de San Juan varios pobladores que cultivaron los campos de los alrededores de la ermita. Posiblemente, y como cuentan algunos historiadores, San Juan sería un antiguo templo de culto romano, o puede que la hacienda de algún Señor de la zona, salpicada de grandes viñas.
Ello se apoya principalmente en los vestigios y tumbas romanas encontradas en la zona (aún por estudiar), en las característica de la base de construcción de la ermita de San Juan, y en la lápida funeraria romana encontrada en 1706, en la que dice lo siguiente:
DMS (Sagrados Dioses Manes) HELVIA CEMODESIA ANN. XXXX H.S.E.S.T.T.L. (Helvia Cemodesia a la edad de 40 años aquí yace, seate la tierra leve) L.BLAIVS CALPVRNIANVS MATRI. PIENTISSIMAE POSVIT (Madre Piadosisima de Lucio Blaio Calpurniano quien la puso (en su honor))
Según muchos autores a ésta pequeña villa la llamarían Vitis Calpurniana, o podría ser..”la viña (o parra) de CALPURNIANO”, el señor de aquellas tierras que dedicó ese Ara funeraria a su madre Helvia Cemodesia. Probablemente Vitis Calpurniana sería una hacienda proveedora de vino de aquella época, y seguramente toda la cosecha se llevaría a Emérita Augusta (Mérida), capital de la Lusitania, región que comprendía toda la mitad sur de Portugal y la zona de Badajoz y Huelva.
Con el pasar de los siglos y la implantación de los olivos y cereales en nuestro valle, los visigodos empezaron a expandirse por toda la región, obligando así a los aldeanos a adoptar su forma de vida y su cultura. El estilo visigótico de la Pila Baustismal que se encuentra en la Iglesia puede ser un signo de la presencia de moradores de aquella época en nuestra villa. La población empieza a desplazarse hacia la faldas de la sierra “chiquita”, actual localización, por el resguardo de la sierra y por las fuentes naturales que manan de la misma. Así, los alrededores de lo que hoy en día es La Fuente, sería el núcleo principal de la villa, en base al que empezó a crecer la población.
Corrían los tiempos allá por el Otoño del año 712 cuando un poderoso ejército musulmán a las órdenes de Musa Ibn Nusayr iniciaba el camino hacia Mérida con sus casi 18.000 hombres, de origen fundamentalmente árabe, y sin ninguna dificultad, sometiendo a las aldeas que encontraban a su paso. Es muy probable que Musa en su llegada a las cercanías de Zafra, enviara uno de sus destacamentos hacia Badajoz, y es posible que por nuestro valle, tomando aquella pequeña aldea a la que denominábamos Vitis. Las oleadas de inmigrantes berberiscos del norte de África que se produjeron después de la consolidación de la conquista, se asentaron en las aldeas del reino de Badajoz, y muy probablemente, esta aldea.
Durante cinco siglos de dominación bajo el Islam establecen un nuevo tipo de cultura en la que el agua y las fuentes van a ser más influyentes en la vida local. Por eso es muy probable que el primer núcleo urbano que aparece en la población sea alrededor de la fuente más importante del pueblo, lo que hoy llamamos Fuente de las Almenas. Ya en esta época, las tierras de cultivo “huertos” que se formaron en esta parte del valle, eran más fértiles por la mayor humedad que contenían frente a las tierras más secas de la zona del Entrín.
En 1229 Alfonso IX se hace con el control de la villa de Zafra, y muy probablemente toma el control de toda la zona, pero la abandona en pocos años. Bajo el reinado de Fernando III “El Santo”, siglo XIII, se ordena a las distintas órdenes de Caballería que avancen hacia el Sur de la península. Sabemos que las tres órdenes de caballería, Santiago, Alcántara y el Temple se adentraron en zona árabe reconquistando territorios, pero aún no está muy claro cual de ellas fue la que reconquistó La Parra, solamente es sabido que en 1237 la orden de Alcántara, encabezada por Pedro Yañez, tomó la población de Zafra, y un año más tarde, en 1238, el Maestre de la orden de Santiago Rodrigo Íñiguez toma varias aldeas y castillos, entre ellos el de Feria. Por lo tanto es posible que cualquiera de éstas dos Órdenes se presentaran en este pueblo para tomar la aldea, no presentando seguramente ninguna resistencia a la invasión.
Aunque muchos autores indican que el nacimiento de ésta población fue una fortaleza templaria que los caballeros de esa orden pusieron como vigilancia del paso natural entre Mérida y Jerez de los Caballeros, por lo que muchos atribuyen a esa orden el origen de la localidad.
No obstante, se puede decir que seguramente en La Parra existirían habitantes Almohades (tribu árabe) y una importante comunidad Judía, que junto a los Cristianos formarían un buen “mosaico de culturas”.
Entre 1294 y 1304, La Parra perteneció a Alonso Pérez de Guzmán, señor de Sanlúcar de Barrameda y célebre defensor de la ciudad de Tarifa, hasta que en 1304 pasó a pertenecer a la ciudad de Badajoz. En 1343, el rey Alfonso XI el Justiciero cedió La Parra a Enrique Enríquez "el Mozo", señor de Villalba de los Barros, Caudillo mayor del obispado de Jaén, y Justicia mayor de la Casa del rey.1 En 1349 el concejo de la ciudad de Badajoz la compró por 40.000 maravedíes.
En 1385, los portugueses, que se encontraban en guerra contra el reino de Castilla y León, arrasaron a su paso el municipio, que no se recuperó hasta diez años después. El 26 de febrero de 1394, el rey Enrique III de Castilla donó La Parra, junto a Zafra y Feria, a Gómez I Suárez de Figueroa, para premiar de ese modo la labor de su padre, Lorenzo I Suárez de Figueroa, Maestre de la Orden de Santiago y vasallo de Enrique III.
Lorenzo I Suárez de Figueroa ordenó a su procurador, Alvaro Martínez de Aponte, tomar las villas en nombre de su hijo, lo que provocó el descontento de la población, y la noticia de dicha donación llegó hasta el Concejo de Badajoz, de cual dependía La Parra, posicionándose contra dicha decisión del Rey. Parece ser que durante seis meses, Álvaro Martínez estuvo “allanando” el terreno para la toma de posesión de dichas villas, negociando con el Concejo de Badajoz, y tranquilizando los ánimos de la población.
Todo ello culmina cuando la mañana del 10 de septiembre de 1394, el pregonero de la aldea convoca a la reunión del Concejo de La Parra (nobles y personajes relevantes). Durante el acto de toma de posesión, se dio lectura de la “donación” y “..ante el requerimiento de recibir a Gomes Suárez de Figueroa por su señor, el concejo dijo que ellos recibían la orden del Rey con respeto y reverencia, y como mandaba el rey su señor natural, estaban preparados a cumplir lo que su señor Rey les mandaba...”. Así, Alvaro Martínez tomó posesión de La Parra y sus términos, y nombró los distintos cargos del lugar, Alcalde ordinario, escribano, alguacil y mayordomo, recibiendo juramento de cada uno de ellos, e indicándole sus atribuciones. Con el deseo de Gomes Suárez de conocer sus dominios, y para formalizar el acto anterior, la tarde del 10 de noviembre de 1394, los vecinos de La Parra nombran a sus representantes para prestar juramento y lealtad al nuevo señor, y en la iglesia del pueblo, ante Gomes Suárez de Figueroa, y tras jurar según el ritual de la época fidelidad al nuevo señor, le besaran la mano en prueba de aceptación de su señorío, asistiendo al acto en la iglesia, todos los habitantes de La Parra.
Según el presbítero don Vicente Navarro del Castillo, La Parra contribuía con 21 habitantes a la conquista americana, pero son muchos más los que salieron de ese pueblo, puesto que una familia compuesta por más de una docena de miembros, en 1557 se instalaban en Venezuela y los hombres de ese grupo contribuían a la conquista de aquellos territorios, así como al proceso conquistador del Nuevo Reino de Granada y al del territorio peruano.
Caso curioso presentan los miembros de esta familia, posiblemente eran conversos y deberían tener problemas con la Inquisición, ya que todos debieron de salir juntos pero no existen ninguna inscripción de su salida de España, de ninguno de ellos, ni en la Casa de Contratación de Sevilla ni en otros documentos de la época. Se sabe de ciencia cierta que la mayoría de estas personas que subrepticiamente salieron de España en aquella, época tenían problemas con la Inquisición por algún motivo religioso.
La familia de La Parra, posiblemente tendrían apellido distinto, pero nostálgicamente adoptaron el nombre del pueblo (como hicieron muchos otros de parecidas circunstancias) para vivir sin problemas en la nueva tierra que escogieron. Aunque todos tuvieron un destacado papel en sus intervenciones, los miembros más sobresalientes de esta familia, fueron Jerónimo de la Parra y su hijo Juan Ruiz de la Parra, quien desempeñó variados e importantes cargos en diversas ciudades de Venezuela.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura. Desde 1834 quedó integrado en el Partido judicial de Zafra.2 En el censo de 1842 contaba con 310 hogares y 1160 vecinos.3
Iglesia parroquial católica bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción y tiene Título de La Coronada, en la Archidiócesis de Mérida-Badajoz.4
Con la ocupación por las distintas órdenes militares se empezó la construcción de las naves centrales, adaptándolas a la orografía del terreno. La llegada de los Señores de Feria daría lugar a una de sus mayores ampliaciones, en el siglo XV. La Torre está inacabada y tiene dos campanarios.5
Esta iglesia fue cabeza de arzipestrazgo en varias ocasiones, la primera data de 1519 y comprendía las poblaciones de La Morera, Nogales, Torre de Miguel Sesmero, Almendral, Valverde de Leganés, Salvatierra de los Barros, Salvaleón, Barcarrota, Feria, Alconera, Villalba de los Barros, Solana de los Barros, La Albuera y Santa Marta.
Artículo principal: Convento de Santa Clara de la Parra
FUENTE : https://es.wikipedia.org/wiki/La_Parra_%28Badajoz%29